Preguntas Frecuentes

Tanto el taller como las sesiones de psicoterapia enfocada en la alimentación, están basados en Mindful Eating, que NO es una dieta. No nos enfocamos en QUÉ comemos (eso sucede en la dietas), sino en CÓMO comemos,y en las emociones y pensamientos que influyen en nuestra manera y elecciones de comer.

Sirve para bajar un cambio y para bajar la ansiedad, eso es lo que buscamos. La mayoría de las veces, ese cambio, deriva en que bajan de peso.

En principio sirve para parar, para darnos cuenta de que estamos reaccionando todo el tiempo en piloto automático. Cuando empezamos a parar, podemos observar y notar qué es lo que estamos necesitando. Con los recursos que se van adquiriendo, es posible gestionar el impulso de comer todo el tiempo y hacer algo diferente, sin sentirlo como una restricción.

Si. Comer más conscientemente y regular la ansiedad, te puede beneficiar muchísimo para mejorar tu digestión y algunos síntomas, pero no reemplaza nunca el tratamiento con el gastroenterólogo.

La meditación te va a ayudar a darte cuenta si eso que llamas ganas de comer es realmente ganas de comer. La meditación te va a entrenar para que puedas llevar tu atención a registrar las señales de tu cuerpo, y empezar a escuchar si tenés o no hambre, qué tipo de hambre es, y a gestionar tus emociones y pensamientos, sin reaccionar automáticamente comiendo siempre.

Si. No es necesario tener experiencia en meditación. En el taller hacemos prácticas cortitas para que puedas incluirlas en tu día. Te van a ayudar a parar y bajar un cambio.

Si, absolutamente. El taller no reemplaza tu proceso terapéutico individual, en el que seguramente trabajas sobre muchos otros temas. El taller y la terapia se van a complementar.

El trabajo grupal es muy enriquecedor y el individual es más personalizado, ambos tienen sus ventajas, ninguno tiene desventajas.

Al ser individual, empieza cuando vos quieras y combinamos juntas el horario.

Entre 10 y 15 minutos diarios. No es tanto tiempo, pero es necesario para poder practicar y que vayas notando los momentos de mayor consciencia más seguido.

El picoteo es una de las conductas más automáticas y mindfulness aplicado a la alimentación es muy efectivo para empezar a destrabar ese comportamiento.

Cuando estamos a mil y haciendo muchas cosas en simultáneo todo el día, es muy común que esto suceda. Este abordaje propicia ser más conscientes de las señales de hambre y a darnos el espacio para comer y elegir.

Se trabaja esa supuesta“necesidad”, para entender qué es lo que realmente estás necesitando y poder ofrecerte otras alternativas, sin que comer algo dulce quede en la lista de las cosas prohibidas. También se saca el foco de un horario específico y se amplía a todo el día.

El abordaje se centra en el vínculo conflictivo con la comida y la relación con el cuerpo, independientemente del peso de la persona.

Lo que nos hace sentir culpables es la mentalidad dieta, según la cual hay alimentos buenos y malos. En la alimentación consciente vamos saliendo lentamente de la mentalidad dieta, de la culpa, y vamos incorporando poco a poco la conciencia del autocuidado, de la aceptación y la libertad de elegir en cada momento.

Es muy probable que a lo largo del proceso esa crítica deje de ser constante, pero sobre todo, que puedas registrar tus propias críticas y poner en práctica otro tipo de pensamientos que te beneficien más para sentirte mejor.